Un día no como hoy

Recuerdo una clase de esas que parecen que culminarían un día académicamente perfecto; todo iba bien, era por estas fechas en pleno temporal de lluvias. El día no podía ser mejor, hasta que se asomó dios... no Dios Dios, no, sólo su nombre perfectamente indefinido y con eso fue suficiente.
La clase anterior seguimos revisando las definiciones sobre La Literatura. Primero fue la que me había dejado satisfecho de momento, una de Akutagawa Ryunosuke de la cuál no puedo acordarme; nos costaba un poco de trabajo analizar lo que regularmente damos por obvio en las palabras que ya conocemos: su significado y su sentido contextual.

Me resultó muy útil para posteriores lecturas reflexionar sobre aquello que "creemos entender" pues dábamos por hecho que sabíamos lo que era Arte y Vida. Luego vino una definición por parte de una compañera: "Defino yo a la literatura como el conjunto de pensamientos, acciones, etc. Construidos por un hombre o grupo humano a lo largo de su vida, y los cuales pueden ser considerados como conjunto informativo respecto a nosotros en general y vistos desde los ojos de un ser omnisapiente".

Hasta ahi, todo iba bien dentro de lo que puede esperarse al hablar sobre literatura sin profundizar tanto aunque todos hiceramos cara de "Ah, a huevo, qué interesante" "Sí, sí, claro ¿quién no sabía eso?". De las definiciones que aportaron otros compañeros se tomaron palabras clave que –personalmente- encontré como análogas de muchas otras enunciaciones donde el principal constituyente adivinen quién era: el lenguaje. Hubo quienes rebatieron la definición sobre literatura que cité anteriormente, hubo otros que la cuestionaron sólo para esclarecer la intención de la autora. Seguimos, todo bien; entonces llegamos a las últimas palabras de la cita: "un ser omnisapiente". Y valió madre.

Dios, el lector, Maradona, el arquitecto del universo, Alá…

El aula se llenó de ateos cristianos, bolcheviques con escapularios y católicos sin catolicismo. Hablar de dios en plan amateur es abordar un tema tan espinoso como el fútbol y la política mientras esperas el camión, pero en este mercado (el salón se nos desdibujó) no hubo intercambio de camisetas ni apretones de mano ante la cámara al final de la discusión. Cito al uruguayo de Gracias por el fuego: “Yo no sé si Dios existe, pero si existe, sé que no le va a molestar mi duda”, y puedo agregar: ni creo que le importe.
La Literatura la dejamos para otra ocasión, para un día soleado.

Creo que no soporto a los intolerantes.

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    # by Carlos LABARTA - 12 de julio de 2008, 7:40 a.m.

    La foto es de Maradona?

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    # by Kadosh - 12 de julio de 2008, 8:36 a.m.

    Sí, Carlos, la imágen es -si no mal recuerdo- de unas camisetas que circularon hace algunos años, creo que de la marca NaCo.

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    # by Nástenka - 24 de julio de 2008, 6:26 p.m.

    Un poco tarde con el comentario pero no ma..., ya había olvidado aquella anécdota. Singularísima aquella definición, ridícula ahora y siempre; espero que a la persona que la escupió le quede claro ahora que dijo una reverenda mamarrachada. Deberías aventurar tu propia definición, Publii noster.

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    # by Kadosh - 27 de julio de 2008, 12:51 a.m.

    No, no creo que a estas alturas pueda aventurarme dar una definición de Arte. Lo pensé desde aquella clase y tengo dudas nuevas en las que me regodeo. Que lo digan los que saben de contornos.

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