Preguntas y respuestas: el Premio Aguascalientes

Aquéllos que tienen la gracia de conocer a Luis Vicente de Aguinaga, saben que, independientemente de calificativos innecesarios, no es un escritor o crítico de broma, mas sí un bromista. La solemnidad y profundidad que revisten sus reflexiones nos hacen suponerlo taciturno o hasta serio, pero el que trata con él sabe que Luis Vicente no es un gurú inaccesible o una vaca engordada por la presunción o una estrella pop que no atiende a sus fans; no, es un investigador comprometido y agradable con una risa de compadre tras unas copas.
En él comprobamos la letanía del Dr. Marco Aurelio Larios: cuando voy al banco o por la leche no soy un escritor, soy un hombre común y corriente. Esto mismo aplica con todos, aunque algunos escritores quieran pretender que no hay tal dicotomía y así lo demuestren. Luis Vicente de Aguinaga es uno de estos mortales más y como prueba les presento una pequeña serie de preguntas que le fueron formuladas por los responsables del Premio Aguascalientes de Poesía y que él responde con el mismo léxico y el mismo registro que utiliza para conversar.
Tremenda oportunidad de re-conocimiento de un poeta y un crítico la cual dista mucho de la condescendencia habitual en este tipo de formularios.

Aquí está el enlace al texto original.

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    # by Kadosh - 4 de agosto de 2008, 1:05 a.m.

    Personalmente me sorprendió Luis Vicente como profesor; ya sabemos sobre sus digresiones para hablar sobre poesía, poetas o anécdotas de pluma. No conozco la obra premiada en el Aguascalientes, sólo el título y éste me gusta bastante. Me llaman la atención los comentarios sobre la entrevista,unos con una que otra pregunta para descubrir el "hilo negro" de la poesía (que presiento no contestará De Aguinaga si sigue el tenor de la entrevista)y otros comentarios muy lamehuevos; digo que llaman mi atención porque presiento que El Poeta como persona pública o reconocida intenta esquivar para evitar hablar de poesía sin poema.
    ¿Tu ya pusiste el tuyo? Yo, paso. Me gustaría más leer sus poemas (Menos el de "Calzar del 30" ese ya...) y que nos diera clases nuevamente. De los pocos que valen la pena en la Universidad.

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